Su abuelo fue quien la crió. Pero lo que encuentran en el cuarto de la chica de 20 años es desgarrador.
El abandono de un padre es uno de los sentimientos más difíciles de afrontar y que muy pocas personas lo superan.
De hecho te vamos a contar el caso de Mary.
Un día la madre de Mary, estaba haciendo la mudanza del cuarto de su hija y al fondo del closet encontró una carta... Esta carta era de Mary hacia su progenitor, una carta que al leerla lloró durante días y decidió compartir en la web. A continuación podrás leer la carta:
No sabes cuánto he preguntado por ti, más ahora que estoy creciendo y que veo en mis amigos a mamá y papá y yo, yo solo tengo a mamá. Me pregunto cada noche porque me habrás abandonado y porque no me habrás amado, porque no tuviste el coraje y la valentía de hacerte responsable de mí, porque tuviste que huir y me dejaste cargando a mí con aquella frase que tengo que repetir: ¨no tengo papá¨.
No puedes imaginarte siquiera como se siente. No puedes imaginarte cuantas veces te he necesitado y cuantas veces te he odiado, pero he aprendido que con odiarte no gano nada, por eso te he hecho esta carta.
Papá:
Sinceramente sé muy poco de ti. No he querido abrumar a mamá con preguntas sin sentido, sin sentido porque nada cambia el saber mucho, poco o nada de ti. Además, eso sería restarle importancia a mamá y dártela un poco a ti y creo que, sinceramente ella la merece netamente. Ha sabido llevar muy bien ambos papeles, te sorprendería lo grandiosa que es, aunque sé que lo sabes de sobra.
Tal vez pienses que quiero reclamarte algo, que quiero decirte que te odio y que eres el peor padre que pudo haberme tocado, pero no, no es así. Ni siquiera diré que deberías estar avergonzado por tu falta de amor hacia mí. Quiero decirte que te he perdonado, lo he hecho de corazón.
Perdono tu ausencia que al final de cuentas logró que yo me convirtiera en una persona más fuerte, más independiente, más perseverante y por supuesto, más valiente. Te perdono porque con toda sinceridad puedo decirte que, aunque sentí necesitarte, nunca me hiciste falta.
Hubo alguien aparte de mamá que supo llenar perfectamente tu lugar: el abuelo. Él asistió conmigo a cada celebración y siempre con orgullo dije que él era mi segunda mejor opción, la mejor que me hubiese podido dar Dios. Él ya era padre, así que no le fue complicado enseñarme y educarme, lo ha hecho bastante bien.
¡Sabes! Es un gran hombre, tiene un corazón enorme, tan enorme que jamás me habló mal de ti. Aunque pensándolo bien, tal vez nunca me habló ni bien ni mal de ti porque tu no quisiste ser parte de nuestras vidas, entonces ¿qué caso tendría? Que caso tendría hablar de alguien que eligió estar ausente, ¡ningún caso!
Él me enseñó a ser una persona agradecida, bondadosa, a saber compartir lo poco que tengo con los demás. Me enseñó a luchar por mis sueños, a nunca rendirme, a levantarme después de cada caída y a no dejar de sonreír jamás. Me enseñó a ser fuerte y poco vulnerable, a no sufrir por cosas insignificantes y saber y apreciar mi valor. A nunca sentirme ni menos ni más. Simplemente ser yo y no dejar de creer jamás en mis ideales.
Papá, tal vez no merezcas que te llame así, pero no soy yo quien lo ha de determinar sino la vida misma, ¡te perdono! Si, el haberme empujado muy lejos de ti porque eso me hizo encontrar nuevos caminos. Personas maravillosas que me hacen sentir realmente amada y que han hecho que no te extrañe ni te necesite. Un ejemplo es la abuela, quien me ha enseñado a ser una persona que respeta y que es digna de confianza. Ella me enseñó el valor de la lealtad, la lealtad hacia conmigo misma y hacia la gente que aprecio. A ser fiel, sobre todo si se trata de mis sentimientos. A hablar siempre con la verdad y de frente, pues la mentira es lo peor que pueda existir. Ella fue quien me reprendió y por quien aprendí lo que significaba un castigo, y no sabes cuánto se lo agradezco pues soy una mujer persona, una que no hiere a los demás y que se preocupa por el bienestar de aquellos que la rodean.
Te perdono por todo, porque sé que gracias a ello yo soy quien soy, una persona grandiosa que se esfuerza cada día por ser alguien mejor. He conseguido muchos éxitos y con ello he podido determinar que no me has hecho tanta falta en realidad. Me has dado darme cuenta el tipo de hombre que quiero, no solamente para mi sino también como padre de los hijos que espero tener algún día y los cuales tengo la certeza de que no te llamarán ¨abuelo¨.
Te perdono papá, lo hago porque tu abandono y aquel dolor que me hiciste sentir en algún momento terminó haciendo de mi alguien invencible. Porque gracias a ti es que he aprendido a perdonar, ¡he aprendido a perdonarte!
Y es que no arruinaste mi vida con tu partida, mi vida continuó, siguió su curso, aparecieron personas maravillosas que me enseñaron lo bonito de vivir. No puedo decir que mi vida ha sido mala solo porque no has estado en ella, al contrario, he sido sumamente feliz. Así que puedes estar tranquilo, continúa con tu vida en paz y en ningún momento llegues a atormentarte por mí, porque yo te he perdonado.
Realmente espero que tu vida haya dado un giro total y que seas tan feliz, pleno y dichoso como lo soy yo. Te perdono por ser el hombre que me engendró, pero no me crio y mucho menos me quiso.
Atentamente: tu hija.
Mary compartió esta hermosa carta para ayudar a todas esas personas que han pasado por esta situación, hagamos llegar esta carta a miles de personas, solo tienes que compartirla.
De hecho te vamos a contar el caso de Mary.
Un día la madre de Mary, estaba haciendo la mudanza del cuarto de su hija y al fondo del closet encontró una carta... Esta carta era de Mary hacia su progenitor, una carta que al leerla lloró durante días y decidió compartir en la web. A continuación podrás leer la carta:
No sabes cuánto he preguntado por ti, más ahora que estoy creciendo y que veo en mis amigos a mamá y papá y yo, yo solo tengo a mamá. Me pregunto cada noche porque me habrás abandonado y porque no me habrás amado, porque no tuviste el coraje y la valentía de hacerte responsable de mí, porque tuviste que huir y me dejaste cargando a mí con aquella frase que tengo que repetir: ¨no tengo papá¨.
No puedes imaginarte siquiera como se siente. No puedes imaginarte cuantas veces te he necesitado y cuantas veces te he odiado, pero he aprendido que con odiarte no gano nada, por eso te he hecho esta carta.
Papá:
Sinceramente sé muy poco de ti. No he querido abrumar a mamá con preguntas sin sentido, sin sentido porque nada cambia el saber mucho, poco o nada de ti. Además, eso sería restarle importancia a mamá y dártela un poco a ti y creo que, sinceramente ella la merece netamente. Ha sabido llevar muy bien ambos papeles, te sorprendería lo grandiosa que es, aunque sé que lo sabes de sobra.
Tal vez pienses que quiero reclamarte algo, que quiero decirte que te odio y que eres el peor padre que pudo haberme tocado, pero no, no es así. Ni siquiera diré que deberías estar avergonzado por tu falta de amor hacia mí. Quiero decirte que te he perdonado, lo he hecho de corazón.
Perdono tu ausencia que al final de cuentas logró que yo me convirtiera en una persona más fuerte, más independiente, más perseverante y por supuesto, más valiente. Te perdono porque con toda sinceridad puedo decirte que, aunque sentí necesitarte, nunca me hiciste falta.
Hubo alguien aparte de mamá que supo llenar perfectamente tu lugar: el abuelo. Él asistió conmigo a cada celebración y siempre con orgullo dije que él era mi segunda mejor opción, la mejor que me hubiese podido dar Dios. Él ya era padre, así que no le fue complicado enseñarme y educarme, lo ha hecho bastante bien.
¡Sabes! Es un gran hombre, tiene un corazón enorme, tan enorme que jamás me habló mal de ti. Aunque pensándolo bien, tal vez nunca me habló ni bien ni mal de ti porque tu no quisiste ser parte de nuestras vidas, entonces ¿qué caso tendría? Que caso tendría hablar de alguien que eligió estar ausente, ¡ningún caso!
Él me enseñó a ser una persona agradecida, bondadosa, a saber compartir lo poco que tengo con los demás. Me enseñó a luchar por mis sueños, a nunca rendirme, a levantarme después de cada caída y a no dejar de sonreír jamás. Me enseñó a ser fuerte y poco vulnerable, a no sufrir por cosas insignificantes y saber y apreciar mi valor. A nunca sentirme ni menos ni más. Simplemente ser yo y no dejar de creer jamás en mis ideales.
Papá, tal vez no merezcas que te llame así, pero no soy yo quien lo ha de determinar sino la vida misma, ¡te perdono! Si, el haberme empujado muy lejos de ti porque eso me hizo encontrar nuevos caminos. Personas maravillosas que me hacen sentir realmente amada y que han hecho que no te extrañe ni te necesite. Un ejemplo es la abuela, quien me ha enseñado a ser una persona que respeta y que es digna de confianza. Ella me enseñó el valor de la lealtad, la lealtad hacia conmigo misma y hacia la gente que aprecio. A ser fiel, sobre todo si se trata de mis sentimientos. A hablar siempre con la verdad y de frente, pues la mentira es lo peor que pueda existir. Ella fue quien me reprendió y por quien aprendí lo que significaba un castigo, y no sabes cuánto se lo agradezco pues soy una mujer persona, una que no hiere a los demás y que se preocupa por el bienestar de aquellos que la rodean.
Te perdono por todo, porque sé que gracias a ello yo soy quien soy, una persona grandiosa que se esfuerza cada día por ser alguien mejor. He conseguido muchos éxitos y con ello he podido determinar que no me has hecho tanta falta en realidad. Me has dado darme cuenta el tipo de hombre que quiero, no solamente para mi sino también como padre de los hijos que espero tener algún día y los cuales tengo la certeza de que no te llamarán ¨abuelo¨.
Te perdono papá, lo hago porque tu abandono y aquel dolor que me hiciste sentir en algún momento terminó haciendo de mi alguien invencible. Porque gracias a ti es que he aprendido a perdonar, ¡he aprendido a perdonarte!
Y es que no arruinaste mi vida con tu partida, mi vida continuó, siguió su curso, aparecieron personas maravillosas que me enseñaron lo bonito de vivir. No puedo decir que mi vida ha sido mala solo porque no has estado en ella, al contrario, he sido sumamente feliz. Así que puedes estar tranquilo, continúa con tu vida en paz y en ningún momento llegues a atormentarte por mí, porque yo te he perdonado.
Realmente espero que tu vida haya dado un giro total y que seas tan feliz, pleno y dichoso como lo soy yo. Te perdono por ser el hombre que me engendró, pero no me crio y mucho menos me quiso.
Atentamente: tu hija.
Mary compartió esta hermosa carta para ayudar a todas esas personas que han pasado por esta situación, hagamos llegar esta carta a miles de personas, solo tienes que compartirla.
Vía: www.porquenosemeocurrio.com
Su abuelo fue quien la crió. Pero lo que encuentran en el cuarto de la chica de 20 años es desgarrador.
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